LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA
El policía tiene autoridad para cumplir y hacer cumplir la ley. Pero el que cree que por ser autoridad no está sujeto a autoridad se equivoca y será juzgado por ello.
La autoridad en la Iglesia

Por la rebeldía y el orgullo mal sano que producen el pecado en el ser humano, la autoridad es un concepto que le repele al oído. No somos capaces de soportar la idea de tener a alguien por encima y, sobre todo, alguien a quien tener que rendir cuentas.

Sin embargo, a la mayoría les gusta estar en autoridad.

Por otro lado, aun quienes aceptan el concepto de autoridad, se encuentran con personas que pervierten la autoridad en su propio beneficio, haciendo más difícil de lo que ya es estar bajo autoridad.

El policía tiene autoridad para cumplir y hacer cumplir la ley. Pero el que cree que por ser autoridad no está sujeto a autoridad se equivoca y será juzgado por ello.

El profesor tiene autoridad para enseñar, pero el que abusa de su posición y maltrata verbal o psicológicamente a sus alumnos, se extralimita y debe pagar por ello.

El mal marido tiene autoridad para ser cabeza de hogar, pero el que pretende que la mujer se le sujete en todo, cuando él es incapaz de sujetarse ni a Dios mismo, pierde toda su autoridad.

Ningún jefe tiene autoridad para gritar a sus empleados.

El religioso que mal usa su autoridad para sacar beneficio. Hay un grave problema de autoridad en la Iglesia, muchos quieren tener más autoridad de la que Dios quiere que tengan.

Escuchen el párrafo siguiente sacado de un estudio “bíblico” publicado en Internet: “Autoridad significa el derecho a mandar y forzar a la obediencia”.

Cuando se producen abusos de autoridad siempre alguien sale herido, y cuando no se respeta, también. Por esa razón debemos reflexionar para entender bien este tema, a la luz de las Escrituras.

No tener claro este tema lleva al engaño y al abuso. Mientras que el conocimiento de la verdad, lleva a la liberación.

¿No sería más fácil que no existiera la autoridad? Desde luego que no. Sabemos que la autoridad es absolutamente necesaria para la convivencia en paz.

Prueba de ello es que, aunque a nadie le guste, en todo el mundo existen autoridades. Sin autoridad no habría orden, reinaría el caos; y acabaríamos en la ley de la selva. La ley del más fuerte.

Cuando la Biblia habla de autoridades “superiores”, sugiere que existen diversos niveles de autoridad.

Es algo que la Biblia enseña con claridad. Por ejemplo en  Hechos 5.27-29: Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

Los apóstoles estaban reconociendo una escala en los diversos niveles de autoridad. Para ellos, Dios estaba por encima de quienes decían representarle. Por tanto, aquí vemos el primer y más alto nivel de autoridad.

  • 1) Autoridad Soberana:

La Biblia nos muestra y enseña que Dios es la fuente absoluta de toda autoridad en el universo. Dios delegó parte de su autoridad al ser humano. Más no se quedó sin autoridad, Dios sigue siendo Soberano, por encima de todas las criaturas que creó.

Este nivel nunca es cuestionado ni desafiado, en la Biblia. Es la autoridad absoluta, infalible. Esta pertenece única y exclusivamente a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nadie puede atribuírsela sin pecar.

Esta posición de autoridad soberana pertenece a la Trinidad y en todo lo que se refiere  al gobierno de la Iglesia, está reservada para nuestro Señor Jesucristo solamente.

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Colosenses 1.16.

Así, pues, la autoridad soberana en la Iglesia está reservada solamente para Jesús.

El término “anticristo”, como se utiliza en el N.T., no significa “contra Cristo”, sino más bien “en lugar de Cristo”.

La autoridad Soberana es incuestionable. Debemos someternos a ella porque es nuestro deber, de lo contrario tendremos que rendir cuentas delante de Dios.

  • 2) Autoridad Veraz:

La palabra “veraz” significa “verdad”, aquello que es siempre verdadero por encima de toda duda.

Todo lo que es verdad tiene autoridad por el hecho de que es verdad. Las Sagradas Escrituras asignan esta cualidad a Dios, Hijo y Espíritu Santo.

Yo soy la el camino, y la verdad, y la vida… Juan 14.6.

El Espíritu de verdad el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Juan 15.26.

Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 1Juan 5.6.

Así, pues, el Espíritu Santo es la expresión de la autoridad veraz en la Trinidad.

Y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros…. Juan 1.1,14.

Tenemos la palabra de Dios expresada en la persona de Jesús (el Verbo encarnado), y también en la Biblia (la Palabra escrita)

Las Escrituras son una expresión del Espíritu de Verdad; por lo tanto, retienen el lugar de la autoridad veraz. Por consiguiente, sabemos que Él inspiró a los hombres que escribieron las Sagradas Escrituras.

Toda la Escritura es inspirada por Dios (o inspirada divinamente)… 2Timoteo 3.16.

La suma de tu palabra es verdad. Salmo 119.16.

Y tu ley la verdad. Salmo 119.142.

Y todos tus mandamientos son verdad. Salmo 119.151.

La Biblia ocupa el lugar de autoridad veraz para el cristiano y para toda la humanidad. Debemos juzgar lo que es correcto de acuerdo a lo que diga la Biblia.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55.8-9.

Los creyentes de Berea nos dan el ejemplo:

Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Hechos 17.10-11.

Los de Berea no estaban desafiando a los Apóstoles en una actitud de rebeldía, sino que deseaban asegurarse de que lo que se les enseñaba era de acuerdo a las Sagradas Escrituras. Por esta razón fueron elogiados por el Espíritu Santo en los Hechos de los Apóstoles. Porque entendieron que cada persona y su enseñanza debían ser juzgados por la Biblia, sea apóstol o un ángel del cielo.

La autoridad de La Palabra de Dios también es incuestionable y está por encima de cualquier ministerio.

No es la Iglesia la que determina el mensaje de la Biblia, sino la Biblia quien determina el mensaje de la Iglesia.

Mas si aún “nosotros”, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Gálatas 1.8.

Dios dijo por Isaías: ¡A la ley y el testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. Isaías 8.20.

La Biblia tiene que ser la autoridad final para la fe y la práctica. “Nadie” tiene igual autoridad que la Biblia. Daniel 3.14-18.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a lo que en él está escrito….

Josué 1.8.

Dios le dijo a Josué: Si quieres tener éxito y que las cosas te vayan bien, toma este libro y léelo, y vive de acuerdo a lo que leas. Todavía, aún hoy, ese es el mandamiento de Dios para quienes desean el bien.

Todo creyente está obligado a escudriñar las Escrituras para ver si lo que los dirigentes de la Iglesia enseñan está de acuerdo con lo que éstas instruyen. Nunca debemos creer o practicar alguna cosa que sea contraria  a las Escrituras, la Palabra de Dios.  

3) Autoridad de la conciencia:

Nuestra conciencia debe someterse a la Palabra de Dios en todo aquello que esté claramente expresado en ella. En los principios bíblicos y cristianos, nuestra conciencia debe someterse a La Biblia.

Pero en aquellos casos o temas que no estén claramente desarrollados en la misma, nuestra conciencia es la autoridad a la que debemos someternos, pues en último extremo es por ella que seremos juzgados.

Romano 2.12-16 Por lo cual eres inexcusable, oh hombre… Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.

La autoridad de la conciencia individual debe ser respetada por todos. Aún por los gobernantes del pueblo, sean políticos, militares o religiosos.

Todos sabemos bien cómo nos gustaría ser tratados por los demás. Queremos que nos traten  limpiamente, que se nos juzgue con conocimiento de causa. Deseamos ser ayudados, alentados, reconocidos por los demás. Ser tratados con amabilidad y cortesía. Deseamos la edificación de nuestro hogar y familia en completa armonía, paz y prosperidad.

Así que, todos nosotros sabemos distinguir el bien del mal, aun cuando no tengamos una Biblia que nos lo indique. Sabemos lo que la manera en que nos gustaría ser tratados por los demás.

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Mateo 7.12

Saber la manera en que nos gustaría ser tratados por otros, nos lleva a saber la forma en que debemos tratar al prójimo. Esto es saber diferenciar el bien del mal. La Biblia llama a esto CONCIENCIA.

Muchos se preguntan ¿Qué sucederá con quienes no han oído el Evangelio?

Pablo enseña también que la conciencia es algo individual y no colectiva, por lo que cada cual será juzgado por su propia conciencia.

Por esta razón debemos ser sensibles a la conciencia de los demás y no tratar de imponerles la nuestra.

Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió. De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano. 1Corintios 8.1-13.

Estos tres niveles que hemos visto hasta ahora son superiores a cualquier persona, o cargo u oficio. Nadie está autorizado a desobedecer a Dios, su Palabra o su propia conciencia. Sometiéndonos a estos niveles de autoridad estaremos cumpliendo Romanos 13.1 aunque estemos en conflicto con los hombres, sean quienes sean.

  • 4) Autoridad delegada:

Esta es la autoridad que se recibe para representar a otro y actuar como él lo haría si estuviera presente. Ya sea Dios o el rey.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2Corintios 5.20.

Dios es quien elige a aquellos que deben ejercer autoridad.

En la Iglesia, no sólo los obispos le representan, sino que, cada uno de los hijos de Dios hemos sido llamados a ello:

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 1Pedro 2.9.

Sin embargo, aunque todos somos llamados a representar a Dios, Él ha escogido a algunos para capacitar a su pueblo para esta tarea.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efesios 4.11-13.

Por causa de esta tarea les debemos sometimiento, en todo aquello que sea conforme a las Sagradas Escrituras.

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Hebreos 13.17.

Esta autoridad es limitada y cuestionable (recordemos a los de Berea). Se origina y se limita en el ejercicio de su responsabilidad. Es decir: El pastor tiene autoridad para dirigir el rebaño, alimentarlo, visitarlo, defenderlo, protegerlo, cuidarlo, disciplinarlo amorosamente. Porque son representantes de la preocupación de Cristo por su Iglesia. Deben actuar como Cristo mismo lo haría.

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.  1Pedro 5.2-4.

La autoridad delegada, de Dios en la Iglesia, debe representar el amor y cuidado de Dios por su pueblo, pero no suplantarle.

Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. Isaías 42.8.

Toda autoridad debe recordar que está bajo autoridad.

Porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos. Eclesiastés 5.8.

Es importante enfatizar que, bajo la autoridad soberana de Dios, todos somos iguales.

La dignidad humana está por encima de los cargos que se ostenten. Todos somos iguales ante Dios. Aunque algunos sean puestos en autoridad y otros bajo autoridad. De hecho, todo el que está sobre autoridad está al mismo tiempo bajo autoridad, como ya se ha señalado.

La autoridad en la Iglesia debe ejercerse de forma clara de manera que no existan incompatibilidades ni confusión.

La palabra de Dios, dice que los seguidores de Cristo también debemos ser obedientes a las leyes seculares y al gobierno, porque de acuerdo a la Escritura, la autoridad secular es “un servicio de Dios para nuestro bien” Romanos 13.2-6, y sirve a Sus propósitos de guardar la ley y el orden en la Tierra.

El apóstol Pedro escribió: Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, y a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien. 1Pedro 2.13-14.

Encontramos algunos ejemplos de autoridad delegada a demás de en el estado y la Iglesia, en la familia:           Hijos, obedezcan a sus padres (Efesios 6:10). Las esposas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, Efesios 5.22 y el esposo sométase a Cristo y ame a su esposa, Efesios 5.23 y 25 1Corintios 11.3.

Dios ha establecido estas autoridades como extensiones “delegadas” de Su autoridad. Si nos resistimos a cooperar, efectivamente estamos resistiendo la autoridad y el liderazgo del Señor.

La rebelión:

El profeta Samuel dijo:

Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría, la obstinación. 1Samuel 15.23 y El rebelde no busca sino el mal. Proverbios 17.11.

La rebelión es el verdadero espíritu y actitud de Satanás, Efesios 2.2.

Estos temas son importantes porque tienen que ver con nuestras actitudes ante lo que Dios nos enseña en las Escrituras. Debemos orar para que Dios nos ayude a entender su Palabra.

Pr. Nicolás García

220516

Inspirado en el artículo: Niveles de autoridad, de Frank Mahoney.

Más contenido.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.